Juicio Político

Alito Moreno: La degradación de la política

En días recientes, la política mexicana fue testigo de uno de sus capítulos más lamentables en la sede legislativa de Xicoténcatl. Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del PRI y conocido como Alito, dejó de lado cualquier vestigio de civilidad para agredir físicamente a Gerardo Fernández Noroña, Presidente de la Comisión Permanente y, en ese momento, máxima representación institucional del Senado de la República. Lo ocurrido no se reduce a un enfrentamiento personal: fue un atentado directo contra la investidura, contra la dignidad del Congreso y contra el respeto que merece el país. Con su conducta violenta, Moreno Cárdenas convirtió la tribuna parlamentaria en un escenario de golpes, donde la fuerza bruta desplazó al debate de ideas.

Es indispensable subrayar que Noroña no actuaba en calidad individual, sino como representante de un poder de la Unión. Su voz y su figura, en ese instante, simbolizaban a la República. Por ello, la agresión cometida por Moreno no fue únicamente contra un legislador, sino contra la soberanía popular que se expresa a través de las instituciones. Además, los hechos no se limitaron al forcejeo: colaboradores de la Mesa Directiva y la propia vicepresidenta Dolores Padierna también fueron víctimas de empujones y golpes, una escena que exhibe con crudeza la podredumbre del exgobernador de Campeche y de su sequito, es evidente que el ego lo domina y luce confiado en que nunca será llamado a cuentas por el enorme saqueo al Estado de Campeche.

La respuesta de Fernández Noroña, firme y serena, contrasta con la brutalidad del dirigente priista. Frente a la provocación, eligió la prudencia. Este contraste deja claro que, mientras la Cuarta Transformación busca consolidar un marco político basado en el respeto y la soberanía, la oposición representada por Alito recurre a la agresión física, es notorio que se sienten frustrados por perder discusiones y votaciones en el Congreso de la Unión, pero además desesperados de que ya muy pocos les crean y con ello han perdido el respaldo popular.

El escenario se vuelve aún más grave si se coloca en el contexto de las declaraciones de la senadora panista Lilly Téllez, quien, en un medio extranjero, solicitó la intervención militar de Estados Unidos en México. Terrible el pronunciamiento porque constituye una abierta traición a la Patria, tanta ruindad no nos extraña, en 2018 se disfrazó de candidata de Morena para poder llegar al senado, en cuanto ocupo la curul se cambió de bando, ningún legislador que ame a su país, puede justificar la intromisión de fuerzas extranjeras. En contraste, nuestro gobierno impulsó un pronunciamiento claro desde el Senado en rechazo a cualquier intervención militar foránea, recordando que la política exterior de México se fundamenta en la autodeterminación de los pueblos y en la defensa de la soberanía nacional.

Que un sector de la oposición combine la violencia física con discursos que coquetean con la sumisión ante Washington no es una casualidad, sino el reflejo de una visión política que privilegia el interés personal sobre el interés de la nación. Lo ocurrido en la tribuna es, por tanto, un claro mensaje de la degradación de Alito Moreno, busca justificar un acto vil y cobarde marchando por las calles, dando entrevistas en los medios de comunicación.

El Pueblo de México merece dignos representantes: respetables, a la altura de las circunstancias, cumplir para lo que fuimos electos, para legislar, para transformar, los patanes de este tipo no caben más en la política mexicana. Queda claro que Alito subestima al Pueblo de México, quedo evidenciado como lo que es, la podredumbre que hundió a su partido político. La historia lo pondrá en su lugar, años después se dará cuenta que no solo termino con su carrera política, termino con el Partido al cual representaba.

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