Biden: ¿seguir o bajarse del tren político?
El pasado jueves 27 de junio fue el primer debate entre Donald Trump y Joe Biden. Era un momento sumamente esperado ya que se volverían a ver las caras en un debate después de casi cuatro años, sería por primera vez en la historia un debate entre un ex presidente y un presidente en funciones, era la primera vez que cualquiera de ellos debatiera en esta temporada electoral ya que Trump se saltó los debates primarios republicanos y Biden no había debatido con nadie del lado demócrata ya que no fue necesario, y era un espacio de grandes cuestionamientos hacia la edad de uno y hacia los temas judiciales de otro por ser el primer ex presidente estadounidense en calidad de convicto.
Pero la noche sorprendió a todos al ver a Biden desangelado, vacío, sin una hoja de ruta para llevar un debate de nivel y sin golpetear (políticamente hablando) a Trump donde debía hacerlo. Vimos a un Trump construyendo narrativas a base de mentiras, pero esa comunicación política es la que le ha servido para ganar en el 2016, hacerle creer a su base electoral que también gañó en el 2020 y que le usurparon su triunfo, y de igual manera, en la que podrá volver a ser presidente en este 2024.
La pregunta es si Biden debe continuar o si debe bajarse de la contienda antes del 19 de agosto que se realizará la Convención Demócrata donde en teoría, se iba a formalizar su nominación. La decisión de retirarse tendría que venir de él mismo ya que las reglas del partido hacen que sea casi imposible reemplazar a un candidato sin su consentimiento porque hacerlo equivaldría a que miembros del partido anularan los resultados de las primarias en las que los votantes demócratas lo nominaron ya que ganó casi el 99% de todos los delegados. Si dimitiera, los Demócratas se verían obligados a participar en una convención negociada o en un escenario de todos contra todos en la convención de Chicago donde los candidatos individuales que lanzaron su guante al ring tendrían que hacer campaña para intentar ganar la mayoría de los 700 superdelegados. Históricamente las convenciones negociadas no tienen precedentes, pero han pasado 72 años desde la última vez. Desde entonces, ambos partidos han cambiado las reglas para los candidatos para evitar esta situación, principalmente porque un candidato en una convención negociada, rara vez gana las elecciones generales.
Los temas más candentes del debate fueron migración, economía y política exterior. El dominio de los hechos de Biden era mucho más fuerte que el de Trump pero la percepción de la opinión pública fue al revés ya que desperdició la oportunidad de cuestionar el voto por alguien convicto, que intentó cambiar el resultado electoral en el estado de Georgia, que escondió cajas con documentos confidenciales en su casa de Mar-A-Lago en Florida y que propició la insurrección en el Capitolio. El aborto debió ser el tema más importante para el inquilino de la Oficina Oval (después de los jueces de la Corte Suprema designados por Trump anularan Roe vs. Wade en el año 2022, lo que ayudó a los Demócratas en las elecciones intermedias de ese mismo año) pero se esfumó. Además, tropezó en su respuesta y no aprovechó el tiempo restante en otras preguntas o en su declaración final para responsabilizar a su oponente por el aumento de las restricciones a la salud reproductiva. El tema del post debate es ¿quién reemplazará a Biden?
Hoy 4 de julio Estados Unidos celebra su Independencia, pero más allá de los fuegos artificiales y el festejo, la política está de luto. Terrible ver que no hay nuevas generaciones de políticos de alto nivel y los dos candidatos virtuales son una muy mala apuesta. Hace tiempo la revista de dicho país publicó la portada (lado izquierdo) y hace apenas unos días publicó otra (lado derecho). Sin duda, su tablero político se encuentra en una fase histórica. Trump está fortalecido por la decisión de la Corte Suprema sobre la inmunidad presidencial parcial´ lo cual le permitirá evitar más juicios por los casos pendientes antes del 5 de noviembre (día de la elección presidencial). Mientras que Biden está debilitado por su desempeño en el primer debate. Se agudizan las conversaciones al interior y al exterior del Partido Demócrata pero también del país, sobre si su única carta política debe dejar con ¨dignidad¨ la candidatura para permitir un reemplazo, el cual ya llegaría muy tarde.
Pero si se baja o sigue en el tren electoral, de cualquier forma, habrá pérdidas políticas para los Demócratas ya que tanto con una opción o la otra, cada vez se alejan más de ganar las elecciones. Algo adicional a considerar es, si Biden se baja también mandaría la señal de que hoy en día no es apto para gobernar ya que además de ser candidato sigue siendo el presidente. Evidente palpar que no existe un plan de control de daños para el partido ni para la Casa Blanca.
A manera de reflexión final puedo decir que no sé qué es peor si la situación por la que atraviesa el Partido Demócrata con Biden o que el Partido Republicano cuente con un candidato que ya es legalmente convicto, que tiene varios pendientes judiciales pendientes a nivel estatal y federal y que miente de una manera cínica. Pero lo más lamentable será ver a Trump como presidente de vuelta porque millones de ciudadanos habrán votado por magnificar lo que creen que él es (Super Trump) y por minimizar todo lo que sí representa.