Juicio Político

La inteligencia artificial ya está aquí. ¿Y nosotros?

Mientras Europa legisla y Estados Unidos diseña marcos éticos, América Latina sigue dudando. Hace unas semanas, una cumbre clave para trazar una estrategia común sobre inteligencia artificial fracasó en alcanzar acuerdos concretos. Y eso, más que un dato diplomático, debería preocuparnos como región.

La IA ya no es futuro. Es presente. Está decidiendo lo que vemos, lo que compramos, a quién contratamos… y pronto decidirá incluso en qué confiamos.

En América Latina, el 60% de las empresas ya utiliza algún tipo de inteligencia artificial, pero solo el 7% de los gobiernos cuenta con políticas claras para regularla. En México, el 48% de los trabajadores teme perder su empleo por automatización. Solo el 30% de las universidades ha incorporado formación en IA, y apenas el 12% de los municipios tiene la infraestructura digital necesaria para aprovecharla.

Nos estamos quedando atrás. Y lo más grave: ni siquiera lo estamos discutiendo.

México tiene zonas de avance importantes. La Ciudad de México concentra el 49% de los emprendimientos en IA; Nuevo León representa el 9%, Jalisco el 10% y Querétaro, con el impulso de empresas como AWS, también el 10%.

Desde la frontera, el tema ya no es teórico. En Ciudad Juárez, la IA está en operación. Un ejemplo claro es el sistema Sentinela, una red de cámaras inteligentes con reconocimiento facial, que ha permitido localizar a personas con órdenes de aprehensión. Además, Juárez es sede del Border Tech, un evento que ha reunido drones, robots y soluciones de inteligencia artificial aplicadas a logística, salud y manufactura avanzada. Aunque no aparece aún en los rankings nacionales de concentración de startups de IA, su implementación práctica la coloca como un caso digno de estudio.

La IA ofrece ventajas reales: eficiencia operativa, reducción de costos, automatización de procesos repetitivos y toma de decisiones más informadas. Pero también tiene riesgos evidentes: desplazamiento laboral, dependencia tecnológica, sesgos algorítmicos y nuevas formas de vigilancia.

El Foro Económico Mundial proyecta que para 2025 el 43% de las tareas estarán automatizadas, y que hasta el 25% de los empleos podrían desaparecer en la próxima década en nuestra región. Pero no todo es pérdida. Se crearán nuevos roles, desde ingenieros de IA hasta analistas de ética digital. El punto no es resistirse al cambio, sino prepararse para él.

Y hay cuatro aspectos que rara vez se mencionan, pero que son cruciales:

1. La brecha de género. Solo el 22% de los profesionales en IA en América Latina son mujeres. Si quienes programan no nos representan, la inteligencia artificial tampoco lo hará.

2. La dependencia tecnológica. El 90% de las soluciones de IA usadas en México provienen del extranjero. Automatizamos decisiones sin soberanía ni transparencia.

3. La privacidad. México no tiene legislación actualizada sobre protección de datos ante IA. ¿Queremos que un algoritmo decida sobre nuestro crédito, salud o empleo, sin saber con base en qué?

4. El impacto ambiental. Un solo modelo de IA grande puede generar más CO₂ que cinco autos durante toda su vida útil. ¿Estamos creando inteligencia… o simplemente una nueva forma de contaminar con elegancia?

Expertos coinciden en que, si México invierte decididamente en educación digital, legislación ética y desarrollo de talento, podría liderar la IA en América Latina para el año 2030. Pero eso exige visión, política pública sostenida y voluntad real de actuar hoy.

Desde la trinchera empresarial, el mensaje es claro: si el Estado va lento, el sector privado debe marcar el paso. No solo invirtiendo, sino formando, colaborando y exigiendo. La IA no va a detenerse. No va a esperar a que tengamos miedo o certezas.

No se trata de temerle. Se trata de no ser ingenuos.

Latinoamérica no puede seguir siendo espectadora del futuro. Porque si no lo diseñamos, alguien más lo hará por nosotros. Y ya sabemos lo que eso significa: rezago, dependencia y exclusión.

La inteligencia artificial puede ser herramienta o amenaza. Lo que sea… dependerá de lo que hagamos hoy.

Thor Salayandía / Empresario juarense

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