Evita poner tu aire a 16°C; podría aumentar tu recibo de luz

El verano está a la vuelta de la esquina y con él regresan los mosquitos, las olas de calor infernales y las noches que parecen sauna, dejándote dando vueltas en la cama sin pegar ojo, por lo que el aire acondicionado se convierte en el mejor aliado para sortear el calor.
Sin embargo, un error muy común que cometen las personas es poner el aire acondicionado a 16°C, pensando que enfriará rápido toda la habitación, pero lo único que provocarán será que la factura de luz salga muy alta o en el peor de los casos, que el equipo se sobrecargue.
El aire acondicionado es un invento sumamente práctico, capaz de aliviar tanto los días de calor extremo como los de frío, según el modelo que tengas, y de garantizar confort en el hogar o en el trabajo. No obstante, muchos ignoran que mantenerlo a 16° centígrados resulta contraproducente a la hora de querer mitigar las altas temperaturas y las razones son las siguientes:
1. Mayor consumo energético Cada grado por debajo de la temperatura exterior hace que el compresor trabaje exponencialmente más. Con un ajuste extremo (16 °C), el aire acondicionado funciona a tope, consume hasta un 20–30 % más de electricidad y dispara tu recibo de luz.
2. Reducción de la eficiencia (COP más bajo) La “diferencia de temperatura” entre interior y exterior empeora el rendimiento del equipo. Cuanto más frío marques, menor será el Coeficiente de Rendimiento (COP), es decir, menos frío entregas por cada kWh consumido.
3. Ciclos continuos y desgaste prematuro Para llegar a 16 °C en pleno verano, el compresor apenas hace pausas. Eso provoca:
o Sobrecarga mecánica: mayor riesgo de averías en válvulas y motor.
o Acumulación de hielo en el evaporador: reduce flujo de aire y puede gotear agua.
4. Confort térmico y salud Entrar y salir de un interior gélido a un exterior muy caliente genera “shock térmico”: malestar general, dolor de cabeza, resequedad en vías respiratorias y más propensión a resfriados.
5. Poca deshumidificación Si el ciclo es muy corto (porque el equipo nunca llega a estabilizarse), no elimina la humedad ambiente de forma eficaz, y terminas con un cuarto frío… pero pegajoso.
Por ello, es recomendable que lo regules gradualmente desde 24 °C, ya que notarás que el enfriamiento es casi igual de efectivo y el ahorro energético es significativo.
También puedes usar el modo “auto” o “comfort” si tu aire lo permite: ajusta compresor y ventilador para optimizar frío y deshumidificación.
Mantén limpio el filtro y revisa el gas refrigerante: un equipo bien calibrado rinde hasta 15 % más.