El ciberacoso en México
El avance de la tecnología ha implicado un desarrollo exponencial en diversos ámbitos, uno de ellos es el uso de internet que permite conectarse en una red informática que permite una comunicación multimodal e interactiva conectada en cualquier lugar del mundo.
De acuerdo con algunos registros de Manuel Castell, profesor de la Universidad del Sur de California, de Los Ángeles, Estados Unidos, el uso de internet tuvo sus orígenes en 1990 cuando el Ministerio de Comercio de dicho país, liberó su uso que ya se registraba en 1969. Desde entonces su crecimiento ha sido muy vertiginoso.
Luego de que su uso tuviera orígenes en la inteligencia militar, el internet, a nivel mundial, tuvo el objetivo de dar acceso público a diversa información a través de un lenguaje común interacción y comunicación en los diversos dispositivos que la población usa.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2023, del INEGI publicada en junio de 2024, estimaba que la población de 12 años y más que resultan en 106.7 millones de personas, el 82.4% utilizaron internet en algún dispositivo (87.9 millones de personas).
Destaca que el uso del internet registró un promedio de 4.7 horas diarias, cifra por demás relevante si consideramos que, de acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda del INEGI de 2020 los habitantes de 15 años y más obtuvieron apenas 9.7 grados de escolaridad y, en el mismo sentido, la tendencia de la población lectora en México en 2023 fue del 68.7%; 12.3% menos que la registrada en 2016.
Ahora bien, el uso del internet ha implicado una serie de complicaciones para los usuarios en materia de robo de datos personales, suplantación de identidad, ciber persecución, ciberacoso, entre otros, que ha llevado a las empresas a adoptar diversas medidas de seguridad para proteger los diversos dispositivos electrónicos que cuentan con internet.
En esta ocasión me detendré en un problema no menor: el ciberacoso.
De acuerdo con el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2023, a nivel nacional, 20.9% de la población usuaria de internet, es decir, 18.4 millones de personas, tuvo alguna mala experiencia relacionada con el ciberacoso.
Destaca que el61.7% de la población de 12 años y más desconocía a la persona acosadora, y 23.4% identificó a personas conocidas.
Los medios digitales que muestran más recurrencia al ciberacoso para el mismo segmento de la población se dio a través de Facebook (41.8%), WhatsApp (37.8%), y llamadas al teléfono celular (28.9%). De este universo, el 22% han sido mujeres y el 19.6% hombres.
No obstante, el mayor porcentaje de ciberacoso se encuentra en las mujeres en un rango de 20 a 29 años que alcanzó un registro del 30.7%, seguido del rango de edad de 12 a 19 con un 30.1%. En los mismos rangos de edad los hombres registraron porcentajes del 23.4% y 23%, respectivamente.
Resalta que las personas que vivieron ciberacoso en algún dispositivo electrónico registraron una media de uso diario de internet de 5.7 horas.
Bajo este contexto, si bien el gobierno mexicano ha implementado diversa información para prevenir diversos tipos de acoso cibernético y cuenta con una Policía Cibernética a cargo de la Comisión Nacional de Seguridad y que existen diversos mecanismos de denuncia que tienen las redes sociales, sería conveniente que fueran exploradas acciones que han implementado otras naciones del mundo con éxito.
Ejemplos, analizar la viabilidad de establecer penas ejemplares para las acciones de ciberacoso sin necesidad de una denuncia formal de la víctima, o bien mecanismos legales para prevenir éste y otros tipos de delitos, como que los grandes portales de más de 100 mil usuarios, como lo instrumentó Corea del Sur, requieran de un decreto ejecutivo para confirmar identidades y el “número de identificación nacional”; revisar la Ley Contra el Acoso Escolar en Filipinas, la Ley de Información Tecnológica de la India, entre otros.
Ante el próximo cambio del legislativo federal, sería óptimo que el tema se fuera agendando a la brevedad para su análisis y discusión enalteciendo su alta responsabilidad que tendrán diputadas y diputados para velar por los intereses de sus representados.