Juicio Político

El Esplendor de Bodegas De Cote

Como exploradora de viñedos estoy un poco avergonzada de que conocí primero la zona vinícola de Napa Valley, en California, que la de Querétaro, pero disculpe, querido vinófilo, vinófila, vivir en el Norte de México obliga porque queda más cerca USA. Lo bueno fue que ya comencè y lo hice por el Valle de la Peña de Bernal, en la Bodega De Cote, cuyos enormes edificios, cuan pirámides prehispánicas, impresionan a lo lejos en el libramiento Cadereyta-Xilitla. Ya dentro puede, usted, alucinar con una copa de Atempo -un espumoso brut rosè-, el paisaje de 50 hectáreas de viñedo y poquito frío para acurrucarse con su pareja en las tardes nubladas.

Bodegas De Cote, apellido de la madre de los propietarios, brinda oferta gastronómica en su restaurante, paseos por el viñedo, visita a su cava subterránea que queda a 7 metros de profundidad, explicación del proceso y cata con maridaje.

A lo lejos se observa la Peña de Bernal, un monolito de piedra volcánica que explica porque la tierra de este valle cuenta con importantes minerales para darle exclusivas notas al vino. Y la razón de que sea una tierra tan oscura que ennegrece los troncos de los nopales.

Mi vino preferido resultó un Gran Reserva Cabernet Sauvignon, ya sabe que yo soy chica cabernet, lo curioso fue que lo degusté en una reunión con el propietario de otra vinícola que se jactaba de que los suyos eran los mejores y, aun así, a media cena, reconoció su calidad. Cosas de la vida.

Este Gran Reserva es de capa alta, tiene aromas a pimienta y canela, a ciruelas maduras, a cacao y notas de vainilla.

Bodegas De Cote merece mención aparte por el intenso trabajo de sus fundadores, los hermanos Calderón, empecinados en hacer producir nuestra tierra, dar trabajo y, por supuesto, placer sensorial, a sus compatriotas. Su aparador con más de cincuenta medallas afirma su nobleza.

Y como siga yo por el Altiplano ya definitivo desecharé Napa como mi destino preferido de enoturismo. Eso sí le falta mantenimiento y limpieza a la zona, en Tequisquiapan deben aprender una palabra difícil para los mexicanos: pintura. Esto para que el folclor que nos caracteriza lleve a los turistas a la admiración y no al asombro por la dejadez.

Sígame en mi página de Face Del Vino y Otros Amores, o en Vinícola Diez González y le invito un vinito de los míos, rosè, semidulce, de acidez equilibrada como la mía, pero rico, como la vida.

 

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