Entre la maternidad y los libros: Retos para la igualdad de oportunidades

“¿Maestra, me permite entrar a tomar su clase con mi bebé? Es que a esta hora ya no tengo quien me lo cuide”, preguntaba Daniela, al iniciar curso en la universidad, una joven madre que trabaja para mantener a su hijo y estudia con dedicación para mantener un promedio de excelencia académica que le permita pagar menos en su inscripción.
En una sociedad donde las mujeres deben desempeñar múltiples roles simultáneamente (como cuidadoras, proveedoras, trabajadoras y estudiantes), la maternidad implica una gran responsabilidad y compromiso, especialmente cuando los hijos son pequeños. Esto dificulta el equilibrio entre las horas de estudio, las tareas y la asistencia a clases, frente a las exigencias del cuidado infantil.
En Ciudad Juárez, este no es un caso aislado, sino la realidad de que enfrentan muchas mujeres madres, estudiantes y trabajadoras, quienes se esfuerzan por equilibrar sus responsabilidades y superar los desafíos de continuar con sus estudios, con la esperanza de un futuro mejor para ellas y sus hijos.
Además de sus responsabilidades académicas, las madres estudiantes deben trabajar para cubrir los gastos de sus hijos, del hogar y las matrículas. En un entorno con pocas oportunidades para ellas, la posibilidad de solicitar de una beca requiere mantener un alto promedio académico, agregando con ello una presión adicional en su constante por cada oportunidad.
En un sistema educativo que ofrece una limitada inclusión para las madres estudiantes, estas se ven obligadas a encontrar soluciones, a menudo poco convenientes, como llevar a sus hijos a la universidad. Sin embargo, esos espacios no están diseñados para cubrir las necesidades de una madre y su hijo, con infraestructura insuficiente que carece de salas de lactancia y cambiadores para bebes, entre otros. Además, la falta de políticas inclusivas que reconozcan las realidades de estas mujeres,refuerzan las barreras que enfrentan, dificultando su acceso y permanencia en la educación superior. La percepción de que no son “estudiantes ideales” sumada a la falta de apoyo institucional, perpetúa la estigmatización y la desigualdad de oportunidades, limitando sus posibilidades de éxito académico y personal.
Aunque algunas instituciones intentan crear un ambiente académico accesible, pocos programas o servicios están dirigidos específicamente a las madres estudiantes. La falta de horarios flexibles, guarderías en campus, sistemas de apoyo emocional y académico, y becas adecuadas, agravan la carga de estas mujeres, limitando su desarrollo académico y profesional.
El desafío de equilibrar la maternidad, el trabajo y los estudios no solo afecta el rendimiento académico de las madres estudiantes, sino también su bienestar emocional y psicológico. Las mujeres en esta situación experimentan altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento, derivados de la constante tensión entre cumplir con las expectativas sociales y personales. El sentimiento de culpa por no poder estar siempre con sus hijos o por no cuidar de símismas, es un peso constante que puede llevarlas aconsiderar abandonar sus estudios.
Este sentimiento se intensifica por el estigma social hacia las madres que buscan continuar su educación, ya que con frecuencia son vistas como menos comprometidas oresponsables. Sin embargo, enfrentan un sistema educativo que no se adapta a sus necesidades, caracterizado por la falta de empatía y apoyo por parte de las instituciones educativas, que no contemplan las dificultades de este grupo poblacional en su paso por la universidad.
Para mejorar la situación de las madres estudiantes, es necesario promover cambios significativos a nivel institucional y social, reconociendo que la maternidad no debe ser un obstáculo para acceder a la educación superior, e implementar programas de apoyo específicos. Es esencial crear un entorno más inclusivo y comprensivo, cambiando la perspectiva hacia las mujeres que son madres y estudiantes, erradicando su estigmatización y promoviendo una cultura de apoyo y solidaridad. Las mujeres no deben ser juzgadas por trabajar en la construcción de un futuro mejor para ellas y sus hijos, sino que debe valorarse la valentía, la perseverancia, el esfuerzo y la dedicación que implica ser madre y estudiante al mismo tiempo.
Los gobiernos, las instituciones y la sociedad, deben colaborar para garantizar los apoyos necesarios para que las madres que estudian, puedan alcanzar sus metas, sin sacrificar su bienestar emocional, físico y económico. Solo entonces podremos hablar de una verdadera igualdad de oportunidades.
Rosa Isabel Medina / Doctora