Juicio Político

Las copas indicadas para vino tinto

Distinguir entre las copas indicadas para servir el vino y para beber agua, es importante en estos tiempos en que aquí, en México, estamos ganando premios mundiales con nuestros vinos, como sucedió con El Concurso Mundial de Bruselas que aconteció en Guanajuato. Esta competencia es una de las más prestigiosas del mundo del vino, fueron dos días intensivos de evaluaciones a puerta cerrada, y se obtuvieron 24 medallas, incluyendo 2 Grandes Oros, de los cuales uno fue para San Miguel de Allende, 10 Oros y 12 Platas.

Se degustaron 7 mil 500 vinos de todo el mundo (lástima que usted y yo no estuvimos ahí) y 663 etiquetas mexicanas, de las cuales 112 representaban a Guanajuato. San Miguel de Allende se destacó con un Gran Oro, cinco Oros y dos Platas. Enhorabuena. Acabo de tomar la mejor decisión de mi vida: en cuanto me jubile me voy a vivir ahí.

Las copas para vino tinto son de tallo largo, de vidrio o cristal, pero abultadas, tienen un cáliz más grande y la boca abierta para que al mover el vino se oxigene mejor. Sabemos que este paso es importante porque cuando el vino es tocado por el oxígeno se prende, es decir, sucede algo parecido a soplarle al fuego y que se le desprenda el famoso buqué.

Hay diminutas diferencias entre la copa para vino tinto y la de blanco o rosé. La que sí es diferente es la copa para el agua porque es más corta, gruesa y chaparra. Además, es tendencia acomodar la copa de agua junto a la de vino porque las generaciones actuales quieren pasarla bien, sin resaca, así que tomar una copa de agua, entre una y otra de vino, nos proporcionará hidratación y, además, evitaremos los excesos. La copa de vino espumoso o champaña es fácil de distinguir por ser larga y estilizada tipo flauta para evitar el derrame de la espuma.

Y fíjese usted, amable lector, lectora, que la novela que estoy escribiendo trata de esto, precisamente, pues la protagonista es amante de un hombre exigente en cuestión de etiqueta y cuando ella, en una reunión, se equivoca sirviendo el vino en una copa de agua, él se altera, quiebra la copa en la orilla de la mesa y, frente a los invitados, la amenaza de que si se vuelve a equivocarse le cortará la cara. Es una escena semi real. Pero tiene final feliz, la chica se queda con otro loco, pero ese ya se medicaba y gracias a eso fueron muy felices para siempre. Aunque , en cuestión de amores, la psiquis torcida jamás se endereza. Le recuerdo que no es que nos enamoremos de ese alguien tan especial, sino que su vibración neurótica hizo perfecta simbiosis con la nuestra. ¡ouch!

Artículos Relacionados

Back to top button