Cárteles atacan con bombas caseras

La Inteligencia de Estados Unidos no duda en colocar a los cárteles mexicanos en la misma categoría que el Estado Islámico (ISIS) y Al Qaeda, y alerta sobre el uso intensivo de tácticas de ataque que son propias de grupos terroristas e insurgentes, más que de los tradicionales traficantes de drogas.
En su más reciente Annual Threat Assessment of the United States Intelligence Community, el gobierno de Washington advirtió que los cárteles mexicanos “están intensificando los ataques letales contra rivales y fuerzas de seguridad al utilizar artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés), incluyendo minas terrestres, morteros y granadas”.
Según el reporte elaborado en marzo pasado por la oficina de Tulsi Gabbard, directora general de Inteligencia del gobierno de los Estados Unidos, en 2024 se registraron casi mil 600 ataques contra las fuerzas de seguridad mexicanas, un aumento de más de 500 veces respecto a las sólo tres agresiones reportadas entre 2020 y 2021.
Los IED representan una amenaza para los gobiernos debido a su capacidad para causar daños, lesiones y muertes, no solo a fuerzas de seguridad que se enfrentan a grupos delincuenciales, sino a la población civil, ya que la naturaleza improvisada de estos artefactos dificulta su detección y neutralización.
El gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y diversos organismos de la ONU se han pronunciado en contra de los IED porque son creados con materiales comunes y detonados de diversas formas, lo que los convierte en una amenaza difícil de predecir.
El pasado 28 de mayo, ocho soldados del Ejército mexicano murieron tras detonar un artefacto explosivo improvisado en Michoacán, lo que pone de relieve el creciente uso de minas por parte de facciones del crimen organizado.
Los soldados patrullaban en un vehículo blindado el municipio de Los Reyes, cerca de la frontera con Jalisco, cuando la mina explotó. Seis soldados murieron en el acto, mientras que dos más fallecieron posteriormente en un hospital a causa de las heridas.
Con estos casos, suman 17 militares muertos por minas o artefactos explosivos improvisados en poco más de un año, de acuerdo con datos de la propia SEDENA.
Para el especialista en temas de Fuerzas Armadas, Miguel Ángel Godínez García, “es un hecho que el uso de explosivos y drones armados posiciona a los cárteles mexicanos más cerca de una fuerza terrorista que de una banda criminal. Aun así, el gobierno federal se resiste a dar el paso decisivo para reconocer a estos grupos como lo que ya parecen ser: organizaciones terroristas transnacionales”.
El documento de Inteligencia de Estados Unidos coloca al Cártel de Sinaloa y al Cártel Jalisco Nueva Generación en el capítulo de “Delincuentes trasnacionales no estatales y terroristas”, lo que va a tono con el decreto del presidente Donald Trump, quien desde enero pasado clasificó a seis bandas mexicanas del narcotráfico como organizaciones terroristas.
“Las organizaciones transnacionales con sede en el hemisferio occidental y los terroristas involucrados en la producción y el tráfico de drogas ilícitas con destino a Estados Unidos ponen en peligro la salud y la seguridad de millones de estadounidenses y contribuyen a la inestabilidad regional”, refiere el estudio anual que evalúa las amenazas a la comunidad de inteligencia de Estados Unidos.
“Es probable que actores como las Organizaciones Terroristas Extranjeras designadas —incluido el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), Al Qaeda, otros grupos terroristas islamistas y algunos cárteles de la droga mexicanos—, hasta terroristas que actúan solos o en pequeñas células, persigan, faciliten o inspiren ataques” contra las ciudadanos estadounidenses tanto en el país como en el extranjero, puntualiza el reporte.