Las flores del cardenche, un espectáculo en el desierto de Chihuahua

Dentro de la Zona del Silencio, ubicada en el área natural protegida del Bolsón de Mapimí, entre los estados de Chihuahua y Durango, crece una planta tan peculiar y fascinante como el nopal morado: el cardenche, que se caracteriza por tener unas flores muy brillantes.
Su nombre científico es Cylindropuntia kelvinensis, y aunque es común en gran parte del desierto chihuahuense, solo en esta región muestra tonalidades que van del morado al magenta, e incluso rosa en algunos casos. Una verdadera joya botánica del desierto.
La Cylindropuntia imbricata, más conocida como cardenche, entraña o cardón, es una planta suculenta perteneciente a la familia de las cactáceas. Se encuentra naturalmente desde el sureste de Arizona hasta el suroeste de Kansas y México, aunque ha sido introducida en diversas regiones del mundo, incluyendo Sudamérica, África, Australia y España, donde se ha convertido en una especie invasora.
Uno de los aspectos más distintivos del cardenche, especialmente aquel que crece en la Zona del Silencio, es su tonalidad morada. Su estructura alcanza entre un metro y metro y medio de altura, con ramas cilíndricas que forman un pequeño árbol cubierto de espinas.
Durante la primavera y el verano, el cardenche entra en floración y posteriormente produce un fruto llamado tuna o pitahaya. Su sabor, que combina notas dulces y ácidas, lo convierte en un verdadero manjar del desierto.
Las flores del cardenche, con sus vibrantes tonos púrpura y magenta, son un espectáculo del desierto que se presenta al final de la primavera y el comienzo del verano. Con su forma peculiar de cuerno, emergen en las puntas de las ramas y se abren únicamente durante el día, permitiendo que las abejas desempeñen su papel como principales polinizadoras.
Su tamaño, que oscila entre los 4 y 6 centímetros de largo y aproximadamente 5 centímetros de ancho, las hace destacar sobre el fondo árido del paisaje. El ovario de estas flores es tuberculado y libre de espinas, mientras que los estambres dorados y los estigmas blancos brillantes añaden aún más belleza a su estructura.
Los frutos del cardenche, por su parte, son pequeños tesoros amarillos que la planta conserva a lo largo del invierno. De forma obovada y recubiertos de espinas, alcanzan tamaños de entre 2 y 4.5 centímetros de largo, con un diámetro similar. Su ápice hundido les otorga una apariencia particular, aunque su sabor es insípido y seco. A pesar de ello, su presencia en la planta durante las estaciones frías permite observar el ciclo de vida de esta especie, resistiendo las duras condiciones del desierto con admirable tenacidad.