Miscelánea

El pueblo que vive en el agua

Los Bajau, también conocidos como Sama-Bajau o “nómadas del mar”, son un grupo étnico que vive en las aguas del sudeste asiático, entre Filipinas, Malasia e Indonesia.

Su forma de vida es única en el mundo, ya que sus miembros viven en casas flotantes o palafitos anclados al agua. Por ello, su día a día gira en torno a la pesca y la recolección de mariscos y otros productos del mar, lo que los ha convertido en expertos en esta actividad.

Como destaca el antropólogo Clifford Sather, “los Bajau son un pueblo que ha vivido en el mar durante siglos y es por ello que su cultura y forma de vida están profundamente influenciadas por el océano”.

La pesca es su principal fuente de sustento. Utilizan técnicas tradicionales como la pesca con arpón y redes, buceando sin equipos modernos para capturar peces, pulpos y otros mariscos. Su profundo conocimiento del ecosistema marino les permite pescar de manera sostenible.

Tradicionalmente, esta tribu vivía en embarcaciones conocidas como “lepas”, que servían simultáneamente como hogares y medios de transporte. Estas embarcaciones, construidas artesanalmente, permitían a las familias desplazarse en flotillas, colaborando en actividades de pesca y celebraciones.

Aunque muchos de ellos han adoptado viviendas sobre pilotes en zonas costeras, algunos aún mantienen su vida nómada en el mar.

Adaptaciones biológicas extraordinarias
La relación íntima de los Bajau con el mar los ha llevado a desarrollar adaptaciones fisiológicas notables.

Uno de los casos que han hecho más eco en el mundo es el de Sulbin, un hombre bajau del archipiélago de Sulu, en Filipinas, que fue documentado por la investigadora Melissa Ilardo y su equipo en 2018 mientras se realizaban estudios sobre la fisiología de los bajau.

Sulbin es capaz de sumergirse a pulmón libre (sin equipo de buceo) a profundidades de hasta 70 metros, permaneciendo bajo el agua durante más de tres minutos, cazando peces con una lanza.

Los estudios realizados a Sulbin y otros buzos bajau, y publicados bajo el título de “Physiological and genetic adaptations to diving in sea nomads”, en la revista Cell, confirmaron que estos tienen bazos hasta un 50 por ciento más grandes que el promedio humano, y que esta adaptación les permite almacenar más glóbulos rojos y oxígeno durante las inmersiones.

Además, muestran una tolerancia excepcional al aumento de dióxido de carbono y presión, lo que les permite bucear de manera segura a profundidades extremas.

Los buzos bajau tienen bazos hasta un 50% más grandes que el promedio humano
De acuerdo con All That’s Interesting, algunos de ellos además perforan intencionalmente sus tímpanos desde jóvenes para facilitar el buceo, aunque esto puede resultar en pérdida auditiva con el tiempo.

Sus ojos también son notablemente más grandes que los de otras personas. Se sabe que pueden mantener los ojos abiertos bajo el agua sin que se les nuble la vista, y que esto les ayuda a detectar presas con mayor facilidad.

Pero no estamos hablando de unos cuantos cientos o miles de personas aisladas en algún rincón del mundo. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los Bajau son uno de los pueblos indígenas más grandes del sudeste asiático.

Se estima que hay alrededor de 1.3 millones de Bajau en todo el mundo, con concentraciones significativas en Filipinas, Malasia e Indonesia. En Filipinas son el grupo étnico dominante en las islas de Tawi-Tawi, mientras que en Sabah, Malasia, representan una parte considerable de la población.

Esta adaptación les permite almacenar más oxígeno y bucear a profundidades extremas
En lugares como la isla Bungin en Indonesia, los Bajau han transformado un banco de arena en una isla habitable utilizando coral para expandir el terreno. Con una población de aproximadamente 3 mil 400 personas en 8.5 hectáreas, es una de las islas más densamente pobladas del mundo.

Sin embargo, también se enfrentan a ciertos desafíos, como son la pérdida de sus tierras y recursos debido a la explotación y la degradación ambiental. De acuerdo con un informe de World Wildlife Fund (WWF), “los Bajau están siendo afectados por la destrucción de sus hábitats y la sobreexplotación de los recursos marinos”.

Muchos carecen de documentación oficial, lo que limita su acceso a servicios básicos como educación y atención médica. En Malasia, por ejemplo, se han llevado a cabo desalojos forzosos de comunidades Bajau en parques marinos, dejándolos sin hogar y sin alternativas claras.

El modo de vida que llevan tampoco impide que tengan una rica cultura y tradición. Además de su gran habilidad para la navegación y la construcción de barcos, sus miembros tienen una fuerte tradición de música y baile, y su música es conocida por su ritmo y energía.

Su cultura también incluye danzas y vestimenta tradicional, como la tela “dastar”. Las mujeres suelen usar un polvo protector solar llamado burak, elaborado con hierbas acuáticas, arroz y especias.

Los Bajau hablan una lengua austronesia que se habla en Malasia, Filipinas e Indonesia. Según un estudio publicado en la revista Journal of Asian and African Studies, “el idioma Bajau es una lengua compleja que se caracteriza por su rica tradición oral”.

Además de su habilidad para la navegación y la pesca, los Bajau mantienen una rica tradición cultural que incluye música, danza y vestimenta distintiva, como la tela dastar y el uso del burak, un polvo solar natural hecho con hierbas acuáticas, arroz y especias
Sus integrantes también hablan diversas lenguas del grupo Sama–Bajaw, además de otros idiomas regionales como el malayo, cebuano y filipino.

En la isla de Semporna, Malasia, los bajau celebran sus bodas en plataformas flotantes construidas entre casas-palafito sobre el agua. Una de estas bodas fue documentada en 2013 por el fotógrafo y cineasta James Morgan, que pasó tiempo con varias comunidades bajau.

El idioma Bajau es una lengua compleja que se caracteriza por su rica tradición oral
Durante la ceremonia, la novia es llevada en procesión en una embarcación decorada con flores y telas de colores. Los tambores tradicionales y el sonido del kulintangan acompañan el recorrido. Los ancianos pronuncian bendiciones, y la familia ofrece comidas tradicionales de mariscos y arroz. Estas bodas refuerzan no solo la unión de la pareja, sino también los lazos comunitarios entre clanes marinos.

Wisal es un anciano bajau de la región de Tawi-Tawi en Filipinas, quien fue entrevistado por conservacionistas que trabajaban con The Nature Conservancy. Aunque no sabe leer ni escribir, el hombre ha sido un guía crucial para científicos marinos gracias a su profundo conocimiento de los ecosistemas de coral, mareas, migraciones de peces y temporadas de cría.

Cuando los biólogos intentaban identificar zonas de conservación, Wisal trazó a mano mapas de los arrecifes que conocía desde niño. Su conocimiento coincidía con imágenes satelitales y datos científicos.

También explicó prácticas tradicionales de pesca sostenible, como no pescar durante la luna nueva o dejar descansar ciertos sectores del mar, por lo que su colaboración ha sido clave para diseñar estrategias de conservación comunitaria que respeten tanto la biodiversidad como la forma de vida bajau.

Pero los Bajau también destacan por ser un pueblo que ha vivido en armonía con el mar durante siglos.

“Su forma de vida es un ejemplo de cómo los seres humanos pueden vivir en equilibrio con el medio ambiente”, subraya la oceanógrafa y experta en conservación marina Jane Lubchenco.

Por ejemplo, la comunidad de la isla Bungin, en Indonesia, se caracteriza por su cohesión social, ausencia de criminalidad y una vida centrada en la pesca y la convivencia.

Sin embargo, su futuro también dependerá de políticas inclusivas que reconozcan y protejan su identidad y modo de vida únicos.

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