Juicio Político

¿Nos quedaremos sin agua?

El 22 de abril se conmemora el Día Mundial del Agua, esta fecha auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene la intención de concientizar sobre la importancia del cuidado del agua dulce garantizando de esta manera su acceso universal y así evitar la escasez de este recurso, para algunas partes del globo esta posibilidad es muy remota, pero para el caso de Cd. Juárez Chihuahua que es parte del desierto más grande de Norteamérica donde existen continuamente graves sequías y pocas precipitaciones el cuidado del agua cobra otra dimensión, al grado de preguntarnos ¿Nos quedaremos sin agua?

Para contestar dicha pregunta primero hay que saber de donde viene el agua de los juarenses, resulta obvio que el agua de lluvia no sostiene esta ciudad y que el cauce del Río Bravo, -si es que puede seguir llamándosele así- parece más un riachuelo y cuya agua tiene como destino el Valle de Juárez, entonces nos hace preguntar ¿De donde viene el agua? La respuesta esta debajo de nuestros zapatos: el agua subterránea, donde los protagonistas son los enormes Bolsones de agua conocidos como el Hueco y Conejos Médanos a los cuales hemos tenido acceso desde hace varias décadas y son los que sostienen esta gran urbe.

Sin embargo, dicha agua no es ilimitada y debemos agregar que Ciudad Juárez no es el único que hace uso de estos cuerpos de agua, El Paso, Texas y Sunland Park, Nuevo Mexico, son ciudades hermanas no solo de nombre, si no también por que comparten las mismas fuentes de agua -cada quien desde su frontera- estresando severamente estas fuentes que, aunque enormes siempre limitadas. Si a esto le sumamos que hemos tenido las peores sequías en décadas, evitándose así la recarga de los bolsones de manera natural y que el crecimiento poblacional de todas las ciudades mencionadas no ha menguado sino al contrario se revitaliza solo es cuestión de tiempo para un desastre anunciado.

¿Qué ciudad se sostiene sin agua? Ninguna, por lo que quedarse sin el recurso es imposible si queremos sobrevivir en este plano territorial, por ello urge al gobierno, instituciones, empresarios y sobre todo ciudadanos procurar el aseguramiento del pilar de la supervivencia, “el agua es vida” a final de cuentas, pero dado que cambiar al desierto no es posible y hacer llover parece más ficción que realidad debemos buscar soluciones en el ámbito más básico de la organización, se necesita una buena gestión. Es decir, no desperdiciar el recurso, hacer todo lo posible por procurarlo y al final tratar de “estirarlo”.

Y esto va más allá de multar a la gente que desperdicia el agua o encarecer el recibo para comenzar a apreciarla, precisamente la hermana de Juárez, El Paso, se encuentra en un proyecto gestión del agua sin precedentes, hace unas semanas anunció el “Pure water center” que busca reciclar el agua residual hasta que sea apta para consumo humano y poder reintroducirla en sus tuberías de agua potable, con esto se asegura un recurso muy valioso y el crecimiento de la población no significa más el abatimiento de los bolsones, una medida arriesgada pero debido al contexto de la zona, necesaria más temprano que tarde.

El camino que seguir para los juarenses aparentemente ha sido develado, pero el ideal no siempre es posible más cuando hablamos de nuestras actuales instituciones del agua. Es difícil hablar del reciclaje de aguas residuales y su complicada tecnología cuando hoy en día luchamos por cuestiones tan mínimas como la calidad y disponibilidad del agua, es común ver en redes sociales reportes sobre agua “potable” de olores fétidos, colores turbios y una presión que hace imposible realizar las tareas más básicas como lo es bañarse o lavar ropa, ya ni hablar de las zonas limítrofes de la ciudad donde la normalidad es no tener mas que un “hilo de agua”.

Y no se trata de que El Paso tenga más recurso hídrico o condiciones distintas, la verdad es que son las mismas, lo único que cambia es la gestión de las instituciones y probablemente esta condición hará una diferencia en algunas décadas ante la inminente carestía del agua. No, el agua no se terminará, pero si será más difícil de obtener en Juárez, solo los privilegiados tendrán acceso a lo más imprescindible y quien pueda costearlo podrá sobrevivir en el desierto, una condición que atenta contra los más vulnerables de nuestra comunidad, ciudadanos con los mismos derechos que los demás.

Nuestra obligación con el agua que mantiene a esta ciudad va más allá de pagar un recibo y denunciar al vecino que barre la banqueta con manguera, es necesario exigir a las instituciones del agua mejores condiciones ante un recurso esencial no solo en calidad si no en cantidad, desafortunadamente dichas instituciones parecen en virtud de sus colores olvidar sus objetivos principales los cuales deben ser asegurar el futuro de los juarenses, el bienestar de la ciudadanía y el constante mejoramiento de la calidad de vida de todos nosotros, todo ello peligra en aras de una gestión deficiente, una limitación natural de recursos por fenómenos ambientales y una competencia con ciudades hermanas. Es crucial concientizar una posible escasez hídrica, después de todo “cuando el Río suena, es que agua lleva”.

Pablo Pérez Esparza / Analista

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