Desaparición forzada
Teporaca Romero del Hierro
Pongámonos en los zapatos de quienes sufren este dolor indescriptible, les comparto nuevamente lo dicho por una madre buscadora, al leerlo me paralizo: “Ya son siete años sin saber de él, a veces me pregunto cuánto tiempo llevo aguantando sin mi hijo. Siempre le pregunto a Dios: si vive ¿cómo estará? Los vecinos nos dicen que nos aplaquemos ya, después del tiempo la gente es ajena al dolor de uno, que nos digan ya la verdad, por muy dolorosa que sea…No sé cómo terminará mi historia, pero en mis páginas nunca leerás que me rendí”.
Desaparición forzada: dolor y rabia, alimento diario del México violento y desigual. Al término del presente sexenio, la crisis de desapariciones se agrava sin precedentes, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, hasta el 8 de agosto del presente año, desde 1950, se registran 116 mil 386 personas “desaparecidas y no localizadas”, de las cuales, 89 mil 121 son hombres; 26 mil 749 son mujeres y 516 no tienen un sexo definido.
El 88% de los reportes totales, provienen del 2006 a la fecha, al arranque de la llamada “guerra o combate frontal contra el narcotráfico”, acentuada en la administración peñista, a días de concluir la primera administración morenista, las cifras horrorizan, HOY ocupamos el segundo lugar mundial, solo por detrás de Irak.
La impunidad, la corrupción y el silencio ciudadano han recrudecido esta crisis; recordemos como hace meses, de un solo click borraron más de 10 mil nombres. Hasta ahora, la falta de información, irresponsabilidad institucional ha justificado la NO rendición de cuentas y la falta justicia, para la violencia, esto es caldo de cultivo para que sigan operando sin obstáculos, solo atienden la estrategia de “los abrazos”.
Amnistía Internacional, entre otros organismos, ubica a México entre los países que más violentan los derechos humanos, impactantes los audios e imágenes que circulan en las redes sociales y espacios informativos de víctimas de desapariciones forzadas, de desplazo, trata, pornografía infantil, tortura, amenazas y crímenes de periodistas, activistas sociales y de odio, ensombreciendo la imagen de nuestro país en el extranjero.
La desaparición forzada es un crimen que atenta contra la dignidad humana, constituye una violación flagrante al derecho internacional, que según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, vigente desde el primero de julio de 2002, no prescribe. El presidente saliente, tuvo ante sus ojos, uno de los temas más desafiantes de la administración, el pueblo de México harto del contexto actual anhelaba navegar en aguas mansas, que den respiro.
Por desgracia, así fue el contexto del Día Internación de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, los tiempos de solidaridad, de tolerancia, de trabajo compartido, fueron reemplazados por la argucia electorera, por la negativa de abrir los canales de diálogo con las madres buscadoras, por el revanchismo políticos. Pongámonos en los zapatos de quienes sufren este dolor indescriptible, les comparto nuevamente lo dicho por una madre buscadora, al leerlo me paralizo: “Ya son siete años sin saber de él, a veces me pregunto cuanto tiempo llevo aguantando sin mi hijo. Siempre le pregunto a Dios: si vive ¿cómo estará? Los vecinos nos dicen que nos aplaquemos ya, después del tiempo la gente es ajena al dolor de uno, que nos digan ya la verdad, por muy dolorosa que sea…No sé cómo terminará mi historia, pero en mis páginas nunca leerás que me rendí”. Sumemos Voces de conciencia.