Miscelánea

La leyenda urbana de aliens en Chihuahua

Hace más de tres décadas, en el centro-sur del estado de Chihuahua, nació una leyenda que, aunque no figura en los libros de historia, vive aún en la memoria colectiva de Meoqui. Corría el año de 1987 cuando comenzaron los rumores: criaturas extrañas, diminutas, con aspecto anfibio y comportamiento casi humano, habían emergido de la tierra para convivir con los niños del lugar.

Se les llamó “los monitos de Meoqui”, y desde entonces, su historia ha oscilado entre el mito, la creencia y la fascinación por lo inexplicable.

Los primeros reportes hablaban de seres de apenas 15 centímetros de altura, de piel blanca o rojiza, que caminaban erguidos como personas y salían a jugar con los menores cada tarde. Algunos aseguraban que habían surgido de una cueva durante la temporada de lluvias y que su aspecto los hacía parecer ranas… pero ranas que hablaban y razonaban.

Según los relatos, todo marchaba bien hasta que un niño arrojó agua a uno de ellos. La criatura, en respuesta, dejó una quemadura extraña en el brazo del pequeño. El caso fue atendido por un médico que afirmó que la lesión parecía causada por una sustancia venenosa, pero nada en los análisis coincidía con algo conocido.

La historia se volvió viral —antes de que existiera internet—. Medios locales e internacionales voltearon la vista a Meoqui, y expertos en fenómenos paranormales comenzaron a llegar con la esperanza de documentar un contacto extraterrestre. Algunos hablaban de avistamientos de naves brillantes cerca del poblado, otros de casos similares en Colombia o Francia. La teoría más popular era que los “monitos” tenían contacto con seres del espacio.

Pero como toda leyenda urbana, la historia también fue cuestionada. Con el paso de los días, sin pruebas tangibles ni nuevas apariciones, los visitantes se fueron y la historia se desvaneció poco a poco… al menos por un tiempo.

En 2007, el misterio volvió a tomar fuerza. Se corrió el rumor (ahora sí en las redes sociales) de que uno de los niños que había dicho que convivió con los seres, ya adulto, aseguraba que ellos seguían visitándolo. Decía que se aparecían de vez en cuando, que podían volverse invisibles y que un día se lo llevarían.

Pero el rumor no termina ahí: presuntamente ese mismo hombre fue encontrado muerto, con incisiones quirúrgicas en el cuerpo, órganos intactos y sangre contaminada con una sustancia desconocida. Los doctores no supieron explicarlo.

Hoy, la historia de los monitos de Meoqui sigue siendo tema de conversación entre los más curiosos y entre quienes creen que no estamos solos en el universo. Aunque la falta de pruebas y las incoherencias en los testimonios parecen dejar a los creyentes sin argumentos, lo cierto es que toda comunidad necesita sus leyendas… y Meoqui tiene una que parece salida de otro planeta.

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