¿Qué es lo más migajero que has hecho?

Es primavera y sin duda el amor está en el aire. Pero desgraciadamente no todo es color de rosa. El amor que da tantas alegrías también puede causarnos momentos dolorosos, por lo que más vale irnos con cuidado si caemos en sus encantos. Y en la actualidad existen muchos términos que vienen de la psicología o, mejor dicho, de la psicología popular como la expresión “ghosting” (cuando una persona con la que estás en comunicación por mensajes de pronto desaparece de tu vida), “love bombing” (cuando una persona te colma de halagos y muestras de cariño para enamorarte y manipularte de una manera ventajosa). Y recientemente se ha popularizado la expresión “migajero”.
Y es que en la era de las redes sociales y las aplicaciones de citas, ha surgido un nuevo término que describe una forma de interacción emocionalmente perjudicial: “migajeros” y “migajeras”. Antes llamado, “rogones”, los migajeros son personas que suplican por el amor de alguien que les ofrece muy poco, o son capaces de hacer cosas en perjuicio de sí mismos para conservar el amor de alguien que les paga con migajas.
Cabe señalar que, en inglés breadcrumbing (migajear), se refiere a aquellas personas que ofrecen pequeñas dosis de atención o afecto sin intención de establecer una relación significativa. Mientras que en español la persona migajera es la que recibe, acepta y tolera esas migajas.
El término proviene de la palabra inglesa breadcrumb, que significa “migaja de pan”. En el contexto de las relaciones, describe a individuos que mantienen a otros interesados mediante señales esporádicas de afecto—como mensajes, “me gusta” o comentarios—sin un compromiso real. Esta práctica crea una ilusión de interés que rara vez se materializa en una conexión profunda .
Aunque puede parecer inofensivo, el breadcrumbing puede tener consecuencias significativas en la salud mental de quienes lo experimentan. Estudios científicos como Psychological Correlates of Ghosting and Breadcrumbing Experiences: A Preliminary Study among Adults, advierten que las víctimas a menudo se sienten confundidas, frustradas y con una autoestima disminuida.
La intermitencia en la atención genera una expectativa constante, similar al refuerzo intermitente observado en las adicciones, donde recompensas impredecibles mantienen a la persona enganchada.
Además, estudios han demostrado que aproximadamente el 35% de los usuarios de aplicaciones de citas han experimentado breadcrumbing, lo que indica la prevalencia de esta conducta en las interacciones modernas.
Las motivaciones detrás del breadcrumbing pueden variar. Algunos individuos buscan validación y atención sin el deseo de comprometerse emocionalmente. Otros pueden tener dificultades para establecer conexiones profundas debido a estilos de apego evitativo o ansioso. En ciertos casos, se ha asociado este comportamiento con rasgos narcisistas, donde la persona obtiene satisfacción al mantener el interés de otros sin reciprocidad.
Cómo identificar y manejar el breadcrumbing
Reconocer las señales del breadcrumbing es el primer paso para protegerse emocionalmente:
Comunicación intermitente: mensajes esporádicos seguidos de largos periodos de silencio.
Promesas incumplidas: planes que nunca se concretan.
Excusas constantes: justificaciones para evitar encuentros o conversaciones profundas.
Falta de intimidad emocional: interacciones superficiales sin conexión genuina.
Si identificas estos patrones, es esencial establecer límites claros y comunicar tus expectativas. Buscar apoyo en amigos, familiares o profesionales de la salud mental puede ser beneficioso para recuperar la autoestima y establecer relaciones más saludables.
En un mundo donde las interacciones digitales son cada vez más comunes, tenemos que ser conscientes de cómo afectan nuestras emociones y bienestar. No aceptar las “migajas” emocionales y buscar conexiones auténticas puede marcar la diferencia en nuestra salud mental y felicidad.