Juicio Político

El secreto de las maquilas que Trump usa en contra nuestra

“No tenemos en lo absoluto, ningún déficit o exceso de exportaciones, aunque el presidente norteamericano nos lo achaque y lo use como ariete para golpear a México con su política arancelaria”

Ciudad Juárez ha sido, durante décadas, el motor de producción para cientos de empresas extranjeras, principalmente estadounidenses, que han aprovechado la ventaja de costos, la proximidad geográfica y los beneficios fiscales que ofrece el país.

Sin embargo, a pesar de ser la plataforma de manufactura de miles de productos que terminan en los estantes de Estados Unidos y otros países, Ciudad Juárez y México siguen siendo señalados injustamente con un “déficit comercial” que, en realidad, no les pertenece. Donald Trump está mal asesorado…yo le puedo ayudar.

La razón detrás de esta distorsión es clara: la industria maquiladora, que opera bajo el programa IMMEX, permite a empresas extranjeras importar insumos sin aranceles, ensamblarlos o manufacturarlos en México y luego exportarlos, mayormente a EU.
El problema es que, aunque estas exportaciones aparecen en las estadísticas oficiales como “exportaciones mexicanas”, la realidad es que la mayor parte del valor económico generado no pertenece a México.
La propiedad de las empresas, la tecnología utilizada, los insumos principales e incluso la mayor parte de las ganancias terminan fuera del país, pero el gobierno mexicano sigue cargando con la etiqueta de “exportador” en las cifras comerciales.
Esta anomalía contable tiene consecuencias graves. Estados Unidos, bajo el argumento de que México tiene un superávit comercial elevado con su economía, ha usado este pretexto para imponer medidas proteccionistas, renegociar tratados y ejercer presión política.
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Sin embargo, cuando se analiza en detalle, el “déficit comercial” de EU con México no es más que un espejismo estadístico, una manipulación de cifras que ignora la realidad del comercio internacional. La mayoría de las exportaciones “mexicanas” son, en esencia, productos ensamblados con insumos importados que solo pasan por México como parte de una cadena de producción global controlada por corporaciones extranjeras.
En términos simples, México es acusado de un “exceso de exportaciones” cuando en realidad solo es el último eslabón de una producción internacional. No se trata de productos nacionales con alto valor agregado mexicano, sino de manufactura tercerizada que, si no se hiciera en México, se haría en cualquier otro país con costos competitivos.
Sin embargo, en el discurso de las autoridades estadounidenses, México sigue siendo el culpable de un “déficit” que en realidad pertenece a la lógica de sus propias empresas y su sistema de producción globalizado.
El costo de esta injusticia no es solo retórico; se traduce en decisiones económicas que afectan el desarrollo del país. Se imponen restricciones comerciales, se generan tensiones diplomáticas y se limita el verdadero crecimiento de la industria mexicana al no reconocerse la realidad de la maquila como un fenómeno ajeno a la economía nacional en términos de valor real.

México no debería cargar con un déficit comercial ficticio. Es hora de que las cifras reflejen la verdad y de que las políticas económicas se construyan sobre hechos y no sobre distorsiones estadísticas que solo benefician a quienes buscan imponer barreras comerciales en nombre de un problema inexistente.
Por estas razones, puedo decir sin ningún temor, que Donald Trump está equivocado.
No tenemos en lo absoluto, ningún déficit o exceso de exportaciones, aunque el presidente norteamericano nos lo achaque y lo use como ariete para golpear a México con su política arancelaria.
Por otra parte, es cierto que México debe trabajar en materia de seguridad y garantizar un estado de derecho, es algo que todos anhelamos acá, más que el propio Trump.

El gobierno de Claudia Sheinbaum debe trabajar en el tema, los mexicanos estamos exigiendo vivir con la paz y las garantías que merecemos.
Pero por favor, que Trump no se valga de mentiras o que nos quiera ver la cara de tarugos.

 

Ramón Salcido

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